Directorio Nacional

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Literatura aprobada

LITERATURA APROBADA POR LA CONFERENCIA

Material de Servicio de la OSG

«Aprobado por la Conferencia» Lo que Esto Significa para Usted”

El término «aprobado por la Conferencia» describe materiales escritos o audiovisuales, aprobados por la Conferencia para su publicación por la OSG. Este procedimiento asegura que todo lo contenido en estos materiales está en conformidad con los principios de A.A.. Los materiales aprobados por la Conferencia siempre tratan del programa de recuperación de A.A. o facilitan información sobre la Comunidad de A.A.

El término no tiene relación con los materiales que no son publicados por la OSG, no implica que la Conferencia desapruebe otro material acerca de A.A.. Mucha literatura que es de gran ayuda para los alcohólicos es publicada por otras entidades, y A.A. no pretende decir a ningún miembro individual lo que puede o no puede leer.

La aprobación de la Conferencia nos asegura que esa literatura representa la sólida experiencia de A.A.. Cualquier libro o folleto aprobado por la Conferencia tiene que pasar por un largo y esmerado proceso, durante el cual una gran variedad de los A.A. de todas partes de la Argentina lo leen y expresan sus opiniones en cada etapa de su producción.

Cómo distinguir lo que es y lo que no es aprobado por la Conferencia

Busque en los libros, folletos, películas y videos la siguiente declaración:

Esta literatura está aprobada por la Conferencia de Servicios Generales de A.A.

No toda la «Literatura de A.A.» es Aprobada por la Conferencia

Las oficinas locales/intergrupos escriben y distribuyen folletos o librillos que no están aprobados por la Conferencia. Si estas publicaciones responden a las necesidades de los miembros en el ámbito local, pueden clasificarse legítimamente como «literatura de A.A.» No hay ningún conflicto entre A.A. World Services, Inc. (A.A.WS) editor de la literatura aprobada por la Conferencia), y las oficinas locales/intergrupos. Por el contrario, se complementan el uno al otro. La Conferencia no desaprueba tal material.

La OSG elabora alguna literatura que no tiene que ser aprobada por la Conferencia; por ejemplo, el material de servicio, las Guías, los boletines.

Disponible en la mayoría de grupos

La mayoría de los grupos de A.A. compran y exhiben una muestra representativa de los folletos aprobados por la Conferencia, y normalmente, se abastecen de un surtido de libros. La literatura aprobada por la Conferencia puede estar disponible en las oficinas locales/intergrupos, o se puede pedir directamente a la OSG. Por lo general, los grupos venden folletos y libros al precio de costo.

Copyright

La literatura aprobada por la Conferencia de Servicios Generales de Estados Unidos/Canadá, es en general propiedad literaria de A.A. World Services Inc., quien tiene registrado los correspondientes copyright.

El Preámbulo, y “El Lenguaje del Corazón” son propiedad de A.A. Grapevine Inc.

Ambas entidades concedió a la Junta de Servicios Generales de A.A. (Argentina), una licencia para la reimpresión del material de su propiedad.

La Junta de Servicios Generales de A.A. (Argentina), produce además literatura aprobada por la Conferencia de Servicios Generales de este país.

Los grupos, oficinas locales/intergrupos, áreas, y etc., pueden utilizar frases o párrafos de toda esta literatura, con el solo requisito de citar la fuente.

El Preámbulo de A.A. está registrado como copyright por el A.A. Grapevine, Inc. (y no por A.A. Word Services, Inc.). Debajo del mismo, deben aparecer las siguientes palabras: Reproducido con permiso de A.A. Grapevine, Inc.

Los Pasos y las Tradiciones deben aparecer seguidos por la frase: Reimpreso con permiso de A.A. Word Services, Inc.

www.aa.org.ar – Sitio Oficial de A.A. de Argentina

Literatura: material disponible y precios

Para acceder a la Literatura disponible ordenada por Tipo de Literatura (Afiches, Libros, Folletos, etc.), haga click en el siguiente link:

Precio de literatura ordenados por TIPO de material

Para acceder a la Literatura disponible ordenada por Objetivo de la Literatura (Material de recuperación, de Información Pública, de servicio,, etc.), haga click en el siguiente link:

Precios literatura ordenados por OBJETIVO del material

Para acceder a la Literatura disponible ordenada por Número de Orden de Literatura (el orden habitual del listado), haga click en el siguiente link:

Precios literatura ordenados por N° de ORDEN

Podrá ver, imprimir o compartir el listado.

 

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Titular: Junta de Servicios Generales AA

CBU: 0720097720000000866622

CUIT: 30616164976

Consultar sobre costos de envío en forma telefónica al 11 4325 1813, o por mail a osg@aa.org.ar

Enviar Mail informando la transferencia o depósito a: osg@aa.org.ar

 

 

 

 

 

Política de literatura

1. Se entiende por “Literatura aprobada por Conferencia”:
a) La aprobada hasta la fecha por la Conferencia de EEUU/Canadá.
b) La aprobada hasta la fecha por la Conferencia de Argentina.
c) La que apruebe en el futuro la Conferencia de Argentina.

2. Las necesidades de nueva literatura, modificación, actualización o adaptación de la existente, podrá ser presentada a la consideración de la Conferencia por el Comité de Literatura de Conferencia o por la Junta de Custodios, de acuerdo con la composición, alcance y procedimiento de los respectivos comités. La revisión final queda a cargo del comité de literatura de junta.

3. Cuando un miembro cree que hay necesidad de publicar un nuevo libro o folleto debe presentar la idea ante su grupo base para discusión y luego ante una reunión de distrito o asamblea, de donde se puede remitir a la atención del miembro del personal de la OSG actualmente asignado al puesto de coordinador de Conferencia. Un miembro de AA, que no forma parte de la estructura de servicios generales puede comunicar la idea al RSG del grupo o presentarla directamente por correo en la carta dirigida al coordinador de Conferencia.

4. Las recomendaciones de la Conferencia sobre este tema serán implementadas por el Comité de Literatura de los Custodios, con apoyo de la OSG. El Comité de Literatura se compone de miembros designados por el Coordinador de la junta de custodios, e incluye: Coordinador del comité, coordinador del comité de finanzas de custodios, director de la OSG, miembros de comité designados adicionalmente y secretario OSG. Ver composición, alcance y procedimiento de ambos comités.

5. Las adaptaciones de literatura importada que no alteren su contenido, sino sólo las referencias locales y/o pequeñas modificaciones semánticas, serán implementadas directamente por la junta, a través de su Comité de Literatura.

6. Se mantendrá un permanente control del stock, cuidando de que las reposiciones se efectúen en tiempo, y que las nuevas tiradas sean proporcionadas a la rotación, tanto histórica como prevista, de cada título.

7. Toda nueva impresión y/o reimpresión será gestionada a través de la OSG, mediante la obtención de 3 ó más presupuestos. Estos serán analizados por el Comité de Literatura de los Custodios que seleccionará el que mejor combine precio y calidad.

8. No podrá contratarse con ningún miembro de la comunidad que posea intereses en alguna impresora o sea parte de ella.

9. En toda edición deberá consignarse la cantidad de la tirada y fecha.

10. Paulatinamente se sustituirá la importación de literatura por ediciones locales, salvo en casos en que la importación resulte mas económica, ya sea por motivos de volumen o coyunturales.

11. Se propiciará la venta a otras estructuras de habla hispana, en las mismas condiciones en que a las estructuras locales. La Junta de Custodios tiene la atribución de modificar esta decisión según lo considere oportuno.

12. Todo ingreso físico de literatura debe ser supervisado (en calidad y en cantidad) por el Director de la OSG, o en su defecto por el Coordinador de Servicios, con el apoyo del respectivo despacho.

13. Los precios de venta serán determinados por la junta, a propuesta de su Comité de Literatura, teniendo en cuenta los costos promedio, los gastos indirectos, y las prioridades evidenciadas por la comunidad.

14. Los ingresos provenientes de la venta de literatura se registrarán por separado de los restantes ingresos de la OSG, y se cuidará de que el capital no se use para cubrir gastos operativos. En caso de que circunstancialmente, y por causas de fuerza mayor, esta previsión se altere, la junta informará puntualmente a la comunidad, junto con una propuesta de normalización. El fondo de reposición solo tiene aplicación específica.

15. La OSG se hará cargo del pago del flete para los pedidos provenientes del interior, quedando a su cargo la elección de formas de despacho y la fijación de montos mínimos.

16. Cualquiera sea el monto en la compra de literatura, a los Intergrupos, Areas y estructuras hermanas se les hace un 10% de descuento. Cuando la compra supera los $100 o múltiplo de 100, se adiciona una bonificación en folletos destinados a IP del 20%.

17. La junta podrá dar de baja literatura desactualizada por nuevas ediciones o por deterioro, pudiendo remitir la misma en forma gratuita a grupos desestructurados, institucionales, o destruirla.

www.aa.org.ar – Sitio Oficial de A.A. de Argentina

Carta a una mujer alcohólica

Por Margaret Lee Runbeck – Dirigida a la mujer que bebe todavía pero puede sospechar que tiene un problema.

Si yo viviera frente a tu casa y observara tu valiente y desesperada lucha contra tu enfermedad y te hablara algunas veces cuando no pudieras evitar tropezarte conmigo, no me atrevería a decirte lo que quiero decirte ahora. No me lo permitirías porque tendrías miedo de mí. Pensarías que yo formaba parte de la conspiración universal en contra tuya y te ofenderías conmigo por sospechar tu secreta agonía.

Si nos miráramos cara a cara, yo no podría encontrar un modo de hacerte saber cuánto me agradas. No podría decirte que no encuentro en ti nada que despreciar o ridiculizar o que sermonear, porque tú no me dejarías hablarte acerca de tu fatal enfermedad. Ambas fingiríamos que no existe. Por lo tanto, tengo que escribirte. Te estoy escribiendo una carta que pondré en un lugar seguro donde tú la encontrarás y podrás esconderla de tu familia para leerla más tarde.

Tú y yo empezamos por tener algo en común: Ambas sabemos que tú, secretamente, estás muerta de preocupación debido a tu forma de beber.

Tú puedes tener cualquier edad – una estudiante, una madre joven, una profesional admirada, la esposa del hombre más importante de la comunidad, una abuela de aspecto serio. Puedes ser una extrovertida y el alma de la fiesta o una persona temerosa, con complejo de inferioridad que tiene que sacar el coraje de la botella antes de intentar hacer cualquier cosa, por simple que sea para otra gente.

Puede que hayas estado bebiendo durante meses o años. Te sentirías horrorizada y lo negarías acaloradamente si alguien te llamara alcohólica, pero secretamente te estás preguntando si no lo eres. Contestaré a esto inmediatamente diciendo que si no puedes controlar tu forma de beber, si bebes más de lo que te gustaría admitir, es probable que seas una alcohólica. Al decir esta palabra, me refiero a una persona afligida por una enfermedad.

Está empeorando progresivamente, reduciendo constantemente nuestro mundo hasta que el único deseo y la única realidad es el alcohol.

Por ser una mujer, tus hábitos de beber son probablemente muy secretos, puesto que has hecho todo lo posible para ocultarlo de todos, incluso de ti misma. Y puede que hayas logrado hacerlo. Quizás nadie sepa, todavía, que hayas tomado un trago. Porque no te atreves a beber un solo cóctel en público, sabiendo que el primer trago es el tropezón en lo alto de una larga cuesta abajo en la que inevitablemente te caerás. Puede que seas una «bebedora de dormitorio» y yo podría haberte seguido en este momento a tu cuarto, donde estás intentando encontrar la botella escondida bajo tu lencería o en una inocente caja de sombreros en el último estante. Puede que tu familia aún no sospeche nada de tus frecuentes «dolores de cabeza».

Por otra parte, puede que seas una de esas sombras que viven sus vidas en la penumbra de los bares. Puede que seas la vergüenza del barrio o el escándalo del pueblo. Puede que tu familia haya dejado de encubrirte y ni siquiera tus propios hijos traten de buscar excusas para justificarte. O puede que incluso hayas perdido tu familia debido a tu impotencia para controlar tu forma de beber.

Pero cualquiera que sea la etapa en la que te encuentras en este momento, todavía hay esperanzas para ti aquí. Y no se debe culparte ni avergonzarte. No te mereces los sermones ni las agraviadas acusaciones que todo el mundo ha vertido en ti: «Si nos amaras, dejarías de beber»; «No piensas en nadie más que en ti misma»; «Debería darte vergüenza, con toda la educación y posibilidades que has tenido». Tú no eres un monstruo egoísta e inmortal. Todo lo contrario. Eres una mujer que está desesperadamente enferma.

Después de comprender esto, el siguiente hecho que tienes que aceptar es que estás libre de toda culpa. Cuando admitas que eres una alcohólica, ya no mereces ser culpada y castigada (parte del castigo inhumano que te has infligido a ti misma)

Únicamente debes reconocer que estás enferma. Tu enfermedad es peligrosa y puede destruir todo lo que la rodea; si no se detiene a tiempo, puede destruir el cerebro y el cuerpo de su víctima. Pero no es tu «culpa» como no lo sería si tuvieses fiebre del heno o diabetes. Si eres alcohólica, el alcohol es un veneno para ti.

No estás sola en la indescriptible tortura que es el alcoholismo. Hay miles de mujeres como tú en las etapas iniciales o finales de desintegración. De los 65 millones de personas en nuestro país que hacen uso del alcohol para beber, más de cuatro millones son bebedores problema. Aproximadamente 650,000 son mujeres. Es difícil contarlas con exactitud porque las mujeres, especialmente las amas de casa, pueden ocultar su condición de alcohólicas mejor que los hombres.

Pueden ocultarla, al menos por un tiempo. Pero la mujer alcohólica sufre más intensamente que el hombre; su sicología y su constitución son más complejas y sensibles. Puede tolerar menos su propio desprecio de sí misma, y siente mucho más profundamente el estigma social que una ignorante sociedad todavía pone en el alcoholismo. Estoy segura de que no tengo que decirte esto. Desearía de todo corazón que todo esto no fuese sino una mera interesante teoría para ti, pero sé que no lo es.

El falso valor con el que se visten los hombres alcohólicos no llega a las mujeres como tú hasta que casi han matado su verdadera personalidad dentro de su cuerpo enfermo. He oído decir a muchas mujeres alcohólicas: «Estaba completamente muerta por dentro. Nada podía llegarme y ayudarme».

Para la mayoría de las mujeres es difícil admitir, incluso ante ellas mismas, que son alcohólicas. Sin embargo, esta admisión es el primer paso hacia la sobriedad y la cordura. Si todavía no has dado ese primer paso, déjame ayudarte a darlo hoy. Pues si puedes admitir que tu pánico interior y tu devastación son síntomas del alcoholismo, estás preparada para recibir ayuda.

Mi propósito al escribirte esta carta, es decirte que a pesar de tu desesperada enfermedad, puedes «reincorporarte a la raza humana» y vivir una vida razonablemente normal. De hecho, encontrarás que esta vida es mucho más feliz que la de la mayoría de la gente. No podrás volver a la antigua vida que soportaste antes que el alcoholismo te derrotara. Esa vida no era lo suficientemente buena para ti; intentaste escapar de tu frustración y desesperación por medio de la bebida. La vida de la que te voy a hablar, está al otro lado de una gran experiencia, y tú puedes encontrarla y ser exactamente lo que Dios tenía en mente cuando te creó.

Te voy a contar acerca de Alcohólicos Anónimos. Ha conseguido detener la forma de beber de varios millones de hombres y mujeres desesperados y derrotados, rehaciendo sus vidas. Si tienes la suficiente humildad y deseo de ser ayudada, no sólo hará que tu copa de hoy sea la última, sino que te dará una nueva forma de vida, indescriptiblemente buena y beneficiosa para todo aquel que la llega a conocer.

El público en general tiene poco conocimiento de la manera en que funciona A.A. y de hecho nadie puede explicarlo de una forma intelectual. Pero existe evidencia abrumadora de que funciona. Después de admitirte a ti misma que eres impotente ante el alcohol, si sinceramente deseas ayuda, pones tu vida en manos de un poder superior a ti misma.

En un plano superficial esto significaría muy poco, pero en el profundo plano emocional en que ocurre esta entrega (con todos tus sufrimientos respaldando tu ruego), la fuerza más grande que un ser humano puede experimentar es liberada. La presencia de este poder es más fuerte que el alcohol, que hasta el momento había sido la necesidad primordial, por encima del amor de la familia, el respeto propio y el mismo instinto de conservación. A los A.A. no les resulta fácil explicar esta tremenda experiencia. Pero no hay necesidad de explicarla; sus resultados están por encima de cualquier duda. Nadie sabe cómo funciona pero el hecho es que funciona.

Vamos a hablar un minuto acerca de ti misma. En primer lugar, ¿cómo te convertiste en alcohólica? Con toda seguridad no simplemente por maldad u obstinación. La ciencia médica y la siquiatría han establecido el hecho de que mucha gente bebe en exceso debido a causas emocionales. He conocido a dos mujeres que se convirtieron en alcohólicas porque perdieron a sus hijos, y muchas porque sus maridos les fallaron. La mayoría de los alcohólicos son perfeccionistas e idealistas. Esperan realizar maravillas en sus vidas y cuando no pueden vivir de acuerdo con sus ideales, les resulta imposible soportar la desilusión que sienten de sí mismos.

A pesar de lo que la mayoría de la gente cree, los alcohólicos tienen conciencias muy sensibles. Se preocupan tan profundamente acerca de todas las cosas que no pueden soportar la tensión de esta preocupación. Cuando una conciencia irresistible se junta con una inamovible incapacidad para soportar las agonías de las preocupaciones, se crea una invitación abierta al excesivo beber.

Los conflictos emocionales de los supersensibles individuos que son los alcohólicos, se hacen tan insoportables que el escape, equivalente a una total destrucción, es la solución buscada. En algunos alcohólicos, un sentimiento de inferioridad nacido en la niñez provoca un mecanismo de compensación que crea un insaciable deseo de alabanza y éxito y nunca se satisfacen con lo que obtienen. En las mujeres, el ego inflado demanda adulación, indulgencia y, en algunos casos, romances continuos.

Desilusionada por su exigencia exagerada de perfección, la mujer frustrada a veces cree en las soñadoras promesas del alcohol, el despiadado embustero. Cuando estas tensiones emocionales existen además de una alergia física, la ruina alcohólica es inevitable.

La gente bebe porque no es feliz; no es feliz porque bebe, y la espiral viciosa sigue girando hasta que uno no puede distinguir entre la causa y el efecto.

El camino de la liberación de esta insondable tortura debe incluir tratamiento para la obsesión emocional y la enfermedad física. La siquiatría y la medicina han trabajado juntas en miles de casos y en algunos han tenido éxito. Pero los éxitos permanentes que han logrado han sido desalentadoramente pocos. Se conoce al alcohólico como «la angustia de la profesión médica» porque demasiado a menudo el médico sabe que este cuerpo derrotado y suicida que está tratando de curar, regresará a él dentro de unos meses en las mismas o peores condiciones.

Los resultados positivos de Alcohólicos Anónimos son, por otra parte, inexplicablemente numerosos. En algunos casos es increíblemente simple. Cuando se han agotado sus propios recursos, piden la ayuda de A.A. y desde ese día en adelante no vuelven a tomar otra copa. En otros casos entran y salen del programa durante meses. Conozco a una mujer joven que lo intentó durante tres años. Incluso algunos de los A.A. que trataban de ayudarla habían perdido la fe en sus posibilidades. Pero ella, obstinadamente, creía que finalmente podría dejar de beber. Una noche de la semana pasada asistí a la fiesta de su tercer «aniversario» y la vi apagar las velas de su tarta de cumpleaños.

No parecía la misma persona que tan desesperadamente había luchado durante tantos indecisos años. Cuando oyó por primera vez de A.A. había estado bebiendo durante ocho años, desde que tenía diecinueve. Finalmente, su familia le había dado por perdida porque se había hundido cada vez más bajo hasta encontrarse fuera de su alcance. A sus 27 años representaba cuarenta – gruesa, desaliñada y sensiblera. Era casi imposible mirar a la alta, esbelta mujer en su elegante vestido blanco apagando las tres velitas y relacionarla con «aquella» gorda desastrada que tomó su última copa hace tres años.

Recientemente se ha casado con un excelente hombre que la entiende perfectamente y la admira con toda justicia. Dicen haber conseguido el premio mayor de la lotería matrimonial y debo decir que así parece.

Uno de los milagros de A.A. es que transforma los cuerpos tanto como las emociones y las mentes. La verdadera sustancia de pelo y carne parece renovarse. Mujeres, cuyos cuerpos habían sido degradados por el descuido y el abuso, valoran ahora su apariencia, porque, como me dijo una de ellas: «Parece que Dios hubiera pintado un nuevo retrato de mí misma».

No eran meras ilusiones cuando te dije que podrías encontrar más que la felicidad mediana en las vidas de los miembros de A.A. De todos los grupos en el mundo, aquéllos que se han rescatado a sí mismos de los horrorosos abismos del alcoholismo son los más exuberantemente felices que jamás pude conocer. No son indiferentes ni se encuentran aburridos ahora; toda la vida ha cobrado nueva importancia para ellos. ¿No te parece increíble que tú puedas ser tan plenamente feliz sin nada que tomar? Vas a aprender nuevos significados de la palabra «felicidad».

Al encontrarte parada fuera de una sala donde se celebra una reunión de A.A., el sonido más frecuente que puedes oír es la risa. Suaves risas que sólo pueden provenir de gente que ha mirado cara a cara a la destrucción y la catástrofe no sólo una vez sino continuamente durante largos años se encuentran libres y sin miedo. La risa, en fin, de gente que va tomada de la mano de Dios y se siente segura.

Esta es la base de Alcohólicos Anónimos; un hecho casi increíble para un mundo semitemeroso de esperar mucho de Dios en la vida diaria. La única cosa que decide si vas a encontrar o no tu sobriedad es, según dicen los A.A., tu buena voluntad. Buena voluntad para admitir que eres impotente ante el alcohol y que tu vida se ha vuelto ingobernable. Luego, sinceridad para poner tu vida y tu voluntad en manos de Dios, según tú Lo concibes. No es, de ninguna forma, una buena voluntad superficial. No se consigue hasta que sabes que has agotado tu último recurso. Es allí donde «la limitación del hombre es la oportunidad de Dios». Es un grito de ayuda tan profundo que a veces uno mismo no lo reconoce como una plegaria, al menos hasta que ha sido contestado.

Por ejemplo, déjame contarte cómo una amiga mía encontró A.A. La llamaré Nora aunque no es ese su nombre. A.A. proporciona absoluto anonimato y uno no debe vacilar acerca de confiar en la discriminación prometida. Nora había sido una niña infeliz en un hogar infeliz. Las cosas nunca le habían salido bien y ella no creía que jamás lo hicieran. Según iba creciendo, las tragedias se sucedieron una tras otra y buscó el escape en la bebida.

La primera cosa buena que tuvo en su vida fue el amor que ella y su marido se tenían. Poco después de casarse, Nora se dio cuenta de que era alcohólica. Anteriormente, ella creía que bebía porque era infeliz y ahora que era feliz, todavía se encontraba a sí misma incapaz de dejar de beber. Hizo todo lo posible para evitar que su marido se diera cuenta de la verdad respecto a ella. Pero su vivo deseo del alcohol era tan incontrolable que tan pronto como él salía de casa por la mañana, se tomaba varias copas de golpe. (Los alcohólicos beben más rápidamente que otra gente).

Permanecía en la cama casi todo el día, odiándose a sí misma. Cuando le parecía que la cabeza se le iba a partir, se colocaba una bolsa de hielo y al llegar su marido, rápidamente la deslizaba hacia su mejilla diciendo que le dolían las muelas.

Gradualmente, por supuesto, su marido descubrió la verdad. Le rogó que le prometiera no volver a tocar el alcohol y ella lo hizo con entusiasmo. Pero la próxima vez que se encontró sola, fue impotente para resistir. Su marido le consiguió ayuda médica, pero todo fue en vano. Estuvo internada muchas veces en sanatorios y éstos también fallaron.

Hace algunas noches, cuando me estaba llevando a una reunión de A.A. en la cárcel del condado, Nora me contó acerca de esa época. Me dijo: «Nunca he estado encarcelada, pero sé todo lo que hay que saber respecto a confinamiento en solitario. El alcohólico tiene las rejas de la prisión dentro de su propio cráneo. Vive detrás de esas rejas en solitario confinamiento».

Esta miseria continuó durante muchos años sin un rayo de esperanza. Un día tuvo un accidente de automóvil y los médicos le dijeron a su marido que ella iba a morir. Asombrosamente se recuperó y esto le pareció una prueba más de su mala suerte pues estaba harta de vivir.

En el camino de regreso del hospital su marido le dijo que, por el bien de ambos, iba a internarla permanentemente en una institución. Ella accedió de buen grado, pues lo amaba demasiado como para continuar matándolo poco a poco.

Al llegar a su casa la metieron en cama inmediatamente y me cuenta que por primera vez en su vida, rogó a Dios desde lo más profundo de su ser, diciendo: «Si puedes escucharme, ayúdame». Se durmió un rato y cuando se despertó, le pidió a su marido que llamara a un médico. «¿Cuál de ellos, querida?» le preguntó, pues numerosos médicos habían pasado por su confusa existencia. Ella mencionó el primer nombre que le vino a la mente, un médico a quien no había visto en muchos años. Media hora más tarde, él estaba junto a su cama. Desde la época en que, sin éxito, había trabajado en su caso, se había interesado en A.A. Inmediatamente, telefoneó a la oficina local de A.A. y al poco tiempo una mujer miembro llegó a la casa de Nora.

Nora no ha vuelto a tomar un trago desde entonces. Está convencida de que, desde el momento en que rezó su muy sencilla oración, ésta fue escuchada.

Nunca dudó que su recuperación estaba segura. Ella es ahora una mujer hermosa y amable; está llena de felicidad y libertad. El miedo y los sentimientos de inferioridad y su creencia supersticiosa de estar marcada por la «mala suerte» se han desvanecido completamente. Su vida está repleta de actividad e interés. Pero nunca, ni por un momento, olvida que ha entregado su vida y a sí misma al cuidado de Dios. Recuerda que es una alcohólica incurable y que un trago la volvería a sumir en la oscuridad. Me cuenta que cada noche antes de dormirse, dice: «Gracias, Dios, por haberme mantenido sobria hoy».

Para mostrarte lo completa que es la alergia en algunos alcohólicos, me gustaría contarte la historia de una abuela, a la que pondremos el nombre de Juana, que se tomó la primera copa de su vida a los 59 años de edad. Sucedió en una fiesta con unos vecinos nuevos. Los otros invitados tomaron un vaso o dos de ponche, pero Juana no parecía tener hartura. De hecho, antes que la fiesta terminara, la anfitriona le convidó a unas cuantas copas más, pues resultaba divertido ver de pronto a esta pequeña y digna señora tan entusiasmada con la bebida. Cuando Santiago, el marido de Juana, vino a buscarla, ella estaba alegremente dando la lata a todo mundo.

Santiago la llevó a casa y la acostó, y ella se durmió inmediatamente. Pero cuando estaba a punto de dormirse dijo: «Santiago, nos hemos perdido lo mejor de la vida. Mañana te voy a preparar unos ricos tragos».

A la mañana siguiente, Juana fue resueltamente al almacén y compró una botella de whisky. Su intención era tomarse una copa, con propósitos medicinales y reservar el resto para cócteles con el fin de mostrar a Santiago lo que se habían perdido. Pero esa copa la llevó a vaciar la botella entera. Era una alcohólica, completa y totalmente desarrollada, que había estado esperando la chispa que la haría explotar.

Desde ese día en adelante, ella era una bebedora problema, completamente fuera de control. Al principio, parecía sumamente gracioso que esto le hubiera pasado a tan digna señora. Pero antes de que transcurriera un mes, los dos sabían que ella tenía un verdadero problema. Sus hijos no podían creer lo que había sucedido. Parecía demasiado fantástico. Pero no había ninguna duda acerca de su alcoholismo, pues nada le importaba sino su ración diaria. Su pastor rezaba por ella; sus nueras mantenían a los nietos fuera de su vista; su médico le dio una medicina, Antabuse, para hacerle desistir de beber. Pero eso casi la mató porqué, a pesar de las advertencias, ella bebió alcohol inmediatamente después de tomar el Antabuse.

Siguieron seis años horribles. Cuando no podía conseguir dinero de otra manera, salía a la calle a mendigar.

Vendió sus vestidos, le robó a su marido e incluso consiguió un trabajo limpiando un bar a cambio de tragos. El día en que la policía la detuvo por borrachera y alteración del orden público, fue cuando ella tocó fondo.

Entonces, por su propia voluntad, asistió a una reunión de A.A. Fue el principio de su recuperación.
Una reunión de A.A. es una gran experiencia para cualquiera, incluso para una persona no alcohólica, como yo.

Para empezar, te sorprende descubrir que no es una ocasión solemne. Te encuentras con una mezcla de personas y, excepto aquéllos que asisten por primera vez todos están riendo y hablando. La única señal distinta del grupo es que todo el mundo es extraordinariamente amable y afectuoso con todos los demás. Es como si toda la timidez, vergüenza y pretensiones hubieran sido dejadas a un lado y la gente actúa espontáneamente desde dentro y no desde una precavida apariencia.

Muchos A.A. me han dicho que, cuando asistieron a estas reuniones, por primera vez en sus vidas se sintieron como en casa. Esto es fácil de entender porque nadie critica ni censura o se indigna o escandaliza por nada. Aquí hay una total comprensión, porque cada persona presente ha sufrido el mismo purgatorio. Aquí también hay gente a la que no puedes engañar con las excusas, trucos y mentiras que el alcohólico tiene siempre a mano. Aquí la gente se las sabe todas – y alegremente así te lo dicen. Es un alivio encontrarse entre esta gente después de haber vivido tantos años en un laberinto de mentiras y subterfugios. Es tan emocionante como si hubieses descubierto una nueva raza sin vileza ni falso orgullo. Es tan cómodo como encontrarte en una habitación llena de gente, en la que todos son como diferentes versiones de ti misma. Sabes que puedes confiar en que ellos te vean como realmente eres, tan buena o tan mala, sin culpa ni vergüenza.

Las reuniones se desarrollan de una forma muy simple. En California, por ejemplo, la reunión se inicia con la lectura de un capítulo del libro Alcohólicos Anónimos, titulado «Cómo trabaja». Un miembro se ofrece para dirigir la reunión. Puede empezar diciendo: «Buenas tarde, amigos. Soy alcohólico». Después de contar algo de su propia historia, presenta a los oradores que ha elegido para hablar de sí mismos. Cada orador, hombre o mujer, cuenta cómo era y cómo es ahora, y cómo realizó el viaje entre las dos condiciones. Cuentan sus historias con una franqueza total y a menudo con mucho humor. Un alcohólico que asiste por primera vez a menudo se siente enormemente impresionado, al igual que aliviado, al escuchar cómo esos horrores, de los cuales siempre se había hablado en susurros indignados, ahora son ampliamente comentados con palabra sencillas y mucha risa.

Las inhibiciones y la autocondenación demasiado dolorosas para ser admitidas se vienen abajo como paredes de cera con esta terapia.

Cuando pregunto a los A.A. cómo pueden reírse y bromear acerca de sus antiguos sufrimientos, me dicen: «Bueno, verás, todo eso le pasó a mi peor enemigo, no a mí». Es la más sana forma de divorcio del pasado que cualquier terapia haya logrado alcanzar jamás. El pasado fue una serie de resacas; pero cuando el pasado se marcha, no deja ni resacas ni cicatrices.

Al final de la reunión hay un momento para orar en silencio; después, todos juntos, puestos de pie, repiten el padrenuestro. Me parece imposible que cualquiera que participe en esto no se sienta conmovido.
Después hay café y dulces y una hora de compañerismo amistoso. Muchos alcohólicos han perdido todo en su vida social, y A.A. les ofrece una oportunidad cómoda de hacer amigos nuevamente y de «pertenecer».

Hay reuniones todos los días (en la mayoría de las grandes ciudades por la mañana y por la tarde). Normalmente asiste una pequeña cantidad más de hombres que de mujeres. Hay también reuniones sólo para hombres que se sienten menos cohibidos cuando no hay mujeres presentes, y grupos sólo para mujeres, algunos de los cuales se reúnen por la mañana o temprano por la tarde.

Además de los lugares normales de reunión, en muchas ciudades se mantienen clubes donde los amigos pueden comer juntos, jugar al bridge, leer revistas o simplemente charlar (una de las diversiones favoritas de los alcohólicos después de años de evasivas). Los alcohólicos son de hecho gente gregaria que se han lastimado profundamente a sí mismos destruyendo sus relaciones humanas. Ahora vuelven a confiar y a inspirar confianza con la mayor sinceridad.

El alcoholismo es una enfermedad incurable; cualquiera que sufra de ella no puede volver a beber socialmente. La alergia está presente por toda la vida pero con A.A. no hay nada que temer. Uno no tiene que esconderse del alcohol o evitar a los bebedores normales. Sólo se necesita estar alerta ante la primera copa – siempre, por toda la vida. Los A.A. dicen alegremente: «No te tomes el primer trago y nunca volverás a tomar otro». Es posible hacer esto un día a la vez. Los A.A. están íntimamente conscientes de la presencia de Dios y mediante esta intimidad consciente, la multitud de problemas que una vez destrozaron cada fase de sus vidas son resueltos finalmente, y la reconstrucción progresa casi sin esfuerzo.

Si has llegado a esta parte de mi carta, mi desconocida amiga, comprenderás que no te condeno en absoluto. Y el cariño que siento por ti se multiplica por miles. Todo lo que tienes que hacer es extender la mano y tocar ese cariño porque está esperando a entrar en acción por ti. En este momento la ayuda está tan cerca de ti como tu teléfono.

El número está inscrito en la guía de teléfonos; búscalo en la A – Alcohólicos Anónimos. Pide que una mujer venga a verte. No tienes que decirle a nadie que has dado este paso. Cuando ella llegue, no tienes que decirle nada doloroso acerca de ti misma; no tendrás que decirle gran cosa. Ella lo sabe todo acerca de ti – más de lo que tú sabes de ti misma. Porque ella ha seguido cada paso del camino que tú has recorrido e incluso más lejos. Y ha llegado a la sobriedad y a la utilidad y a una vida que nunca hubiera creído posible para sí misma.

Si encuentras lo que hay allí para ti, quizás quieras escribirme y contármelo.

O mejor que eso, quizás puedas encontrar otra mujer y contárselo a ella. ¡Que Dios te bendiga!

www.aa.org.ar – Sitio Oficial de A.A. de Argentina

¿Hay un alcohólico en su vida?

El mensaje de esperanza de Alcohólicos Anónimos
Si alguno de sus seres queridos tiene un problema con la bebida, este artículo le puede facilitar a usted información sobre un sencillo programa de recuperación. Por medio de su ayuda, varios millones de personas que en una época bebían en demasía llevan hoy vidas cómodas y productivas sin el alcohol.

Durante mas de siete décadas, Alcohólicos Anónimos ha estado trabajando con éxito con hombres y mujeres de todas clases y con los antecedentes más diversos. Antes de ingresar en A.A., la mayoría de estos individuos había tratado de controlar la bebida por sí mismos, y únicamente después de haber fracasado en su intento repetidas veces, llegaron a reconocer que eran impotentes ante el alcohol.

Al principio, no se podían imaginar una vida sin beber y seguramente no querían admitir que eran alcohólicos. Sin embargo, con la ayuda de otros miembros de A.A., aprendieron que no tenían que beber. Descubrieron que la vida sin alcohol no sólo es posible, sino que además puede ser feliz y muy gratificadora. A menudo, a las personas más allegadas a un alcohólico les resulta sumamente difícil ver y admitir que alguien a quien tienen cariño, puede ser un alcohólico. Les parece que tal cosa no puede ser verdad. Ansiosos de negar la gravedad del problema, puede que por algún tiempo confíen en las promesas del alcohólico. No obstante, viéndole faltar repetidamente a su palabra, y enredarse cada vez más en dificultades, se ven obligados a reconocer la verdad. Entonces comienza la búsqueda desesperada de una solución.

Creyendo que todo su amor y todos sus esfuerzos para ayudar han sido en vano, se sienten desolados. Si alguna vez se ha sentido usted así, le llenará de esperanza conocer la experiencia de los esposos y esposas, parientes, amantes y amigos de miembros de A.A. que, habiendo sentido lo mismo una vez, han visto a los bebedores problema a quienes aman, librarse de la compulsión por la bebida.

En este apartado, encontrará respuestas a muchas preguntas hechas por multitud de personas, tanto antes como después de que el alcohólico ingresara en A.A. Si los bebedores problema se ríen ante la idea de que tienen dificultades con el alcohol, o si se resienten cuando se les hacen sugerencias parecidas, las siguientes páginas pueden ayudarle a usted, explicándole lo que puede y no puede hacer. Si el alcohólico ya se ha unido a A.A., la siguiente información le ayudará a entender la forma de vida de nuestra comunidad.

Comprendiendo su problema
Varios millones de hombres y mujeres han dejado de beber en Alcohólicos Anónimos. En esta cifra esta incluida una amplia variedad de gente, desde adolescentes hasta octogenarios. De esta variedad, se ve claramente que A.A. ha podido ayudar a mujeres, hombres, personas de edad avanzada, jóvenes, ricos, pobres, tanto a los que tienen mucha educación como a los que no tienen ninguna.

Esta información, como todos los libros y folletos de A.A., no está basada en la teoría sino en la experiencia — la experiencia de las personas cercanas a los alcohólicos, que saben lo que es vivir con ellos. Si estas personas pudieran hablar con usted, tal vez le dirían: «Conocemos las dificultades con que se tropieza. Sabemos lo desconcertante que es vivir con un bebedor problema, ver las relaciones íntimas desgarradas por la ira y los conflictos irracionales, ver trastornarse la vida familiar, ver cómo el dinero se gasta, no en necesidades, si no en licores o en hospitalizaciones relacionadas con el alcoholismo, ver crecer a los hijos en circunstancias anormales, imprevisibles.

Pero todos nosotros sabemos que, si la persona a quien usted quiere reconoce su problema y verdaderamente desea dejar de beber, hay una solución que ha surtido efecto para nuestros seres queridos, y también puede surtir efecto para los suyos.»

A pesar de los problemas que el alcohol ha causado, puede que usted no quiera admitir que un ser amado es un alcohólico. Tal vez un bebedor problema, esto sí; pero no un alcohólico. Puede que la palabra tenga para usted demasiadas connotaciones desconcertantes. Aunque el alcohólico admita serlo, usted puede, no obstante, tratar de negarlo.

Muchas personas han tenido estos mismos sentimientos hacia un ser amado, hasta que reconocieron que el alcoholismo es una enfermedad — hecho confirmado ahora por la medicina. Anteriormente, las personas cercanas al alcohólico podían pensar que, de alguna manera, ellos mismos tenían la culpa. No sabemos cómo ni por qué comienza el alcoholismo; pero las relaciones adultas de años posteriores aparentemente influyen poco en su gravedad o en su progresión. El alcoholismo, como la mayoría de las enfermedades no contagiosas, es propiedad única del desafortunado que la padece. Nadie —ni lego ni científico— tiene un conocimiento exacto de su causa.

El alcohólico puede recuperarse
El alcohólico es un individuo que padece de una enfermedad para la cual no se conoce curación alguna — es decir, ninguna curación que les haga posible beber con moderación por un largo período de tiempo, como puede una persona no alcohólica. Debido a que es una enfermedad —una compulsión física más una obsesión mental por la bebida— el alcohólico tiene que aprender a mantenerse completamente alejado del alcohol para poder llevar una vida normal.

Fundamentalmente, el alcoholismo es un problema de salud —una enfermedad física y emocional— más que una cuestión de insuficiente fuerza de voluntad, o debilidad moral. De la misma forma que sería insensato culpar a la víctima de diabetes de caer enfermo por una falta de fuerza de voluntad, también lo sería echar la culpa al alcohólico por su enfermedad, o considerar su forma de beber como un vicio.

El alcoholismo sigue diversos caminos. Algunos miembros de A.A. bebieron descontroladamente desde su primera copa. Otros fueron lentamente progresando hacia el beber desenfrenado. Algunos beben todos los días. Otros pueden abstenerse durante largos períodos, para después lanzarse precipitadamente a una juerga desenfrenada. Estos últimos se conocen como bebedores «periódicos».

Algo que todos los alcohólicos parecen tener en común es que, con el tiempo, su manera de beber empeora. No existe ninguna evidencia segura de que una persona que bebía alcohólicamente haya podido volver al moderado beber social por mucho tiempo. No se puede ser «un poco alcohólico». Ya que la enfermedad progresa por etapas, algunos alcohólicos manifiestan síntomas extremos más que otros. No obstante, una vez que cruzan la frontera del alcoholismo, los bebedores problema no pueden volver atrás.

¿Qué puede hacer?
Ahora que sabe que varios millones de alcohólicos han logrado su sobriedad en A.A., puede que se impaciente por «hacer algo» por ese alcohólico cercano a usted. Puede que le desee explicar que el alcoholismo es una enfermedad y recomendarle que lea nuestra literatura y que se dirija inmediatamente a la reunión más cercana de A.A.

A veces, esta manera de tratar el problema tendrá éxito. Después de haber leído algunos folletos o libros de A.A., muchos bebedores problema llaman a A.A., empiezan a asistir a reuniones, y dejan resueltamente atrás sus días de bebedor. Sin embargo, la mayoría de los alcohólicos activos no están deseosos de recurrir a A.A., ni listos para hacerlo sólo a petición de un ser amado. La costumbre de beber está fuertemente arraigada en la personalidad, y a menudo la compulsión por la bebida les hace rechazar cualquier ayuda. Admitir ser un alcohólico, por evidente y sencillo que parezca, supone comprometerse a hacer algo para remediarlo. Muy frecuentemente, un componente de la enfermedad es la creencia por parte del alcohólico de que es necesario beber para hacer frente a la vida. En la mente confusa del alcohólico, la necesidad de beber puede parecerle una cuestión literalmente de vida o muerte.

¿Cuál es el momento oportuno?
No es fácil saber cuándo un alcohólico está «listo» para A.A. No todos los alcohólicos descienden al mismo estado físico o mental antes de buscar ayuda. En otro apartado se puede ver una clasificación de los bebedores problema.

Es posible que a los alcohólicos les cueste algún tiempo reconocer su propia enfermedad. Pueden argumentar que sus problemas son «diferentes» y decir que A.A. no les es necesaria ni deseable. Estos bebedores a menudo insisten en que distan mucho del fondo, y al mismo tiempo lo hacen más y más profundo. O sencillamente siguen insistiendo en que pueden mantenerse sobrios por sus propios medios. Desgraciadamente no pueden, y nunca lo logran.

A todo aquel que tenga cariño a un alcohólico, estas reacciones y evasiones le parecerán una píldora difícil de tragar. La verdad es que nadie puede imponer el programa de A.A. por la fuerza a otra persona. No obstante, si el bebedor a quien usted quiere vacila en buscar la ayuda necesaria, usted puede tomar algunas medidas para contribuir a su recuperación.

Puede adquirir sólidos conocimientos sobre el programa de A.A., para poder estar en óptimas condiciones para ayudarle cuando esté listo para recibir ayuda. Puede informarse sobre el programa conectándose con A.A. o con los Grupos Familiares de Al-Anon. En muchos lugares, las personas cercanas a los miembros de A.A. (o a los que necesitan de A.A.), se reúnen regularmente para intercambiar experiencias y puntos de vista sobre el problema del alcoholismo. Forman parte de lo que se conoce como los Grupos Familiares de Al-Anon. Al-Anon no está afiliada a A.A., pero ha contribuido sustancialmente a aumentar la comprensión del programa de recuperación de A.A. Su credo nos dice que el alcoholismo es una enfermedad de la familia, y que un cambio de actitud puede facilitar la recuperación.

La larga experiencia de A.A. nos ha enseñado lo necesario que es tener confianza y mostrar paciencia al animar al alcohólico a que comience su proceso de recuperación. Si el alcohólico responde a su recomendación entusiástica de A.A. negándose incluso a discutir el problema, puede que usted se sienta desolado y resentido. A veces, debido a los trastornos que el alcohólico causa, o a su influencia adversa sobre los hijos, puede que usted decida marcharse, dejándole solo ante su problema. Sin tener dónde recurrir, el alcohólico puede verse motivado a buscar ayuda en A.A. antes de lo que lo haría si usted se hubiera quedado con él o ella. De vez en cuando es necesario ser cruel por un tiempo para poder más tarde ser bondadoso.

Puede que el alcohólico parezca rebelarse contra la idea de A.A., estando al mismo tiempo casi dispuesto a aceptar el ánimo y apoyo que le está dando usted. En esta etapa, el alcohólico se siente a menudo perplejo — sabe que tiene que hacer algo para hacer frente a la enfermedad, pero no puede formarse una idea clara de la situación. Los alcohólicos frecuentemente tienen conceptos erróneos sobre A.A. y sobre sus miembros. Por esto, el conocimiento que usted tenga de A.A. puede ser de gran ayuda en este período decisivo. Será capaz de contestar a preguntas, hacer sugerencias y corregir falsos supuestos sobre A.A.

¿Qué puede esperar cuando un ser querido, después de haber pasado años como bebedor problema, se une a A.A.?
No todos los bebedores problema que llegan a A.A. logran dejar de beber y entrar en una sobriedad cómoda y feliz con la misma facilidad y rapidez.

Aunque puede tenerse controlado el alcoholismo, casi siempre quedarán otros problemas menos graves por resolver. En su entusiasmo por la nueva vida, los alcohólicos pueden lanzarse a una serie ininterrumpida de reuniones de A.A. y visitas para ayudar a otros alcohólicos, de manera que dispongan de poco tiempo para pasarlo con usted. Gozando de la recuperación de su salud, algunos pueden volver a su trabajo con nueva fuerza e interés. Otros pueden tener el deseo de reanudar sus estudios para alcanzar algún objetivo profesional, aplazado durante mucho tiempo.

A menudo, este interés ardiente en A.A., en su trabajo o en sus estudios parecerá tan egocéntrico como lo fue en su momento la bebida. Aunque está sobrio, el alcohólico sufre todavía de la misma enfermedad, y no se puede esperar que los alcohólicos que no beben cambien su excéntrica conducta de la noche a la mañana. Es posible que ciertas formas de pensar estén arraigadas en ellos. No obstante, con el tiempo, la mayoría de los miembros de A.A. logran una mayor estabilidad.

El programa de A.A. no fue diseñado como un camino de fuga, sino como puente hacia una vida normal
Al haber logrado su sobriedad, los alcohólicos a veces sorprenden a sus seres queridos dando una gran importancia a un sentimiento de espiritualidad recién despierto en ellos. Pueden pasarse de la raya en este respecto. Generalmente, esta etapa no dura mucho, y a menudo se modera, convirtiéndose en una vida espiritual sana y satisfactoria.

Si usted es un bebedor normal, puede preguntarse qué debe hacer referente a la copa que toma de vez en cuando, o con la bebida que tiene en su casa, ahora que su alcohólico ha dejado de beber. ¿Será de ayuda abstenerse completamente? ¿Debe dejar de servir licor a los invitados?

Si al alcohólico recién sobrio le molesta aun ver u oler el alcohol, usted puede proceder con prudencia, evitando los viejos compañeros de bebida, los cócteles y la sociedad de los bares, cuando sea posible. A fin de cuentas, los alcohólicos tienen que cuidar su propia salud. Lo más importante, estando ya sobrio, es la actitud del alcohólico ante su propio problema. Tiene que dejar de beber y quedarse sin beber por y para sí mismo.

Unas palabras acerca de las «Recaídas»
La mayoría de la gente que recurre a A.A. para ayuda logra su sobriedad sin grandes problemas y consiguen mantenerla; otros tienen dificultad en entender y aceptar el programa de A.A. Con demasiada rapidez se olvidan de lo que significa el ser alcohólico. Al haber recuperado su salud física, y encontrando su vida algo más manejable, puede que se alejen del programa — mentalmente, olvidando los principios, o físicamente, asistiendo a menos reuniones. Estas personas pueden tener algunos relapsos, o «recaídas.» Pueden volver a emborracharse. Esto puede ser desconsolador, y muy penoso, para sus seres queridos. Pueden despertarse de nuevo los temores y los sentimientos de desesperanza.

No obstante, los miembros de A.A. experimentados saben que tales recaídas no tendrán que seguir repitiéndose necesariamente en el futuro. Si el alcohólico puede repasar sinceramente su comportamiento y los pensamientos que precedieron a la recaída, a menudo puede evitar que ocurra otra vez. De hecho, una recaída puede ser una buena lección para los alcohólicos que crean que están «curados» del alcoholismo sólo por haber estado «secos» durante un rato.

La confianza excesiva y los pensamientos poco realistas a menudo entrañan recaídas. El juicio se vuelve borroso, y algunos alcohólicos empiezan a creer que pueden controlar el alcohol. Asisten cada vez a menos reuniones o comienzan a criticar a la gente de su grupo, olvidándose de la tradición de A.A. que nos recuerda que el alcohólico siempre debe anteponer los principios del programa a las personalidades de los miembros. Puede también que el alcohólico olvide vivir un día a la vez.

¿Cómo puede ayudar usted?
Su comprensión de la naturaleza del problema puede desempeñar una parte decisiva en que el alcohólico logre y mantenga su sobriedad. La esperanza es el tema eterno de A.A. Muchos miembros que una vez se consideraron como borrachos perdidos, ahora llevan muchos años de sobriedad. Este folleto está basado en sus experiencias y en las experiencias de los que les quieren. Le recordará que nunca hay que abandonar la esperanza y que usted puede ayudar, logrando comprender la enfermedad, y disponiéndose a aplicar el programa en su propia vida cotidiana. No se encontrará solo. En todo su camino le acompañarán las esperanzas y los mejores votos de millones de alcohólicos sobrios.

¿Cómo puede usted recibir ayuda?
La enfermedad alcohólica no solo afecta al individuo bebedor, también lo hace a su entorno más querido.
En Argentina y en todo el mundo, existen Grupos de ayuda para familiares y amigos de personas alcohólicas. La comunidad se llama AL-ANON, y es libre, gratuita y confidencial.
Para comunicarse con AL-ANON, puede ingresar a http://alanon.org.ar/, llamar por teléfono al (54 11) 4382-9229, o por mail a: alanon@alanon.org.ar, en Facebook: Al-Anon Argentina.

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Mensaje a los jóvenes

Cómo saber cuándo la bebida se está convirtiendo en problema?
Alcoholismo es una palabra difícil de entender. Sin embargo nadie es demasiado joven (o viejo) para tener problemas con la bebida.
Es así porque el alcoholismo es una enfermedad. Puede darle a cualquiera. Joven, viejo. Rico, pobre. Negro, blanco.
Y no importa cuánto tiempo lleves bebiendo o lo que hayas bebido. Lo que cuenta es cómo te afecta la bebida.
Para ayudarte a decidir si tienes problemas con tu manera de beber, hemos preparado las 12 preguntas que figuran en el siguiente recuadro. Las respuestas son asunto tuyo y de nadie más.
Si contestas sí a cualquiera de estas preguntas, tal vez sea el momento de echar una mirada seria a lo que te podría estar pasando con la bebida.
Y, si necesitas ayuda o si sólo quieres hablar con alguien acerca de tu manera de beber, llámanos.
1- ¿Bebes porque tienes problemas? ¿Para relajarte?
2- ¿Bebes cuando te enojas con otros, con tus amigos o tus padres?
3- ¿Prefieres beber a solas, en lugar de hacerlo con otros?
4- ¿Están empezando a bajar tus calificaciones? ¿Estás chapuceando en tu trabajo?
5- ¿Has tratado alguna vez de dejar de beber o beber menos – y fracasaste?
6- ¿Has empezado a beber por la mañana, antes de la escuela o trabajo?
7- ¿Te tragas las bebidas de un golpe?
8- ¿Has experimentado alguna vez una pérdida de memoria debido a tu forma de beber?
9- ¿Mientes acerca de tu forma de beber?
10- ¿Te has metido alguna vez en problemas cuando bebes?
11- ¿Te emborrachas cuando bebes, aunque no sea esa tu intención?
12- ¿Te parece una gran hazaña poder aguantar mucho bebiendo?

Recuerda que estamos para ayudarte, ALCOHOLICOS ANONIMOS
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Como trabaja el programa

Es muy raro ver fracasar a una persona que haya seguido enteramente nuestros Pasos. Los únicos que no se recuperan son los individuos que no quieren o carecen de capacidad para darse del todo al programa. No saben ser honrados consigo mismos. Lástima que haya seres tan desdichados. Pero no hay que culparlos, nacieron así. La verdad es que carecen de absoluta capacidad para captar y desarrollar un modo de vida que hace imperativa la más rigurosa sinceridad. Huelga decir que tales personas tienen muy pocas probabilidades de éxito. Se dan casos también de personas que sufren graves trastornos emocionales y mentales, aunque muchas de éstas logran su recuperación si cuentan con capacidad suficiente para ser honradas.

En términos generales nuestros historiales reflejan lo que era antes nuestro modo de ser, lo que nos aconteció y lo que somos hoy. Si en verdad el lector desea conseguir lo que nosotros hemos alcanzado, y está dispuesto a poner a contribución el mayor empeño para lograrlo, no cabe la menor duda de que estará en condiciones hábiles para dar determinados pasos.

Debemos señalar que después de dar algunos de estos pasos, nos detuvimos obstinadamente, pugnando por seguir adelante. Creíamos que podríamos hallar un camino más fácil y cómodo, pero lo cierto es que no pudimos encontrarlo. Es por ello que les pedimos con la mayor vehemencia, que sean estoicos e íntegros desde el comienzo. Algunos de nosotros tratamos de sujetarnos a nuestros viejos moldes y el resultado fue enteramente nulo, hasta que nos decidimos a orientar nuestros pasos por el nuevo sendero.

Es preciso recordar en todo momento que estamos tratando con el alcohol, que es: astuto, desconcertante y poderoso. Sin ayuda resulta demasiado para nosotros.

Los términos medios no nos sirvieron de nada. Nos hallábamos en el tramo decisivo de nuestra jornada. Fue entonces cuando con entero desprendimiento pedimos a un Poder Superior a nosotros mismos ayuda y protección para resolver nuestro problema.

Hemos seguido los Doce Pasos, y los sugerimos a todos los alcohólicos interesados como Programa de Recuperación.

Al contemplar este programa de acción muchos nos resistíamos a creer que pudiésemos cumplir al pie de la letra con los mandatos de tan solemne cartilla. Ignorábamos, naturalmente, que a pesar del éxito alcanzado con el mismo, nadie ha observado íntegramente estos principios.

Consiguientemente, el alcohólico que quiera beneficiarse del programa en general para su recuperación, debe despojarse de ese ingenuo temor. No somos santos, ni es preciso serlo para conseguir la renovación anhelada. Lo que importa es que uno procure engrandecer su vida marchando por rutas espirituales. Los principios que hemos sentado constituyen la brújula que nos orientará hacia ese progreso. Propiamente dicho, lo que pretendemos es el adelantamiento constante, y no la perfección espiritual.

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