¿Hay un alcohólico en su vida?

El mensaje de esperanza de Alcohólicos Anónimos
Si alguno de sus seres queridos tiene un problema con la bebida, este artículo le puede facilitar a usted información sobre un sencillo programa de recuperación. Por medio de su ayuda, varios millones de personas que en una época bebían en demasía llevan hoy vidas cómodas y productivas sin el alcohol.

Durante mas de siete décadas, Alcohólicos Anónimos ha estado trabajando con éxito con hombres y mujeres de todas clases y con los antecedentes más diversos. Antes de ingresar en A.A., la mayoría de estos individuos había tratado de controlar la bebida por sí mismos, y únicamente después de haber fracasado en su intento repetidas veces, llegaron a reconocer que eran impotentes ante el alcohol.

Al principio, no se podían imaginar una vida sin beber y seguramente no querían admitir que eran alcohólicos. Sin embargo, con la ayuda de otros miembros de A.A., aprendieron que no tenían que beber. Descubrieron que la vida sin alcohol no sólo es posible, sino que además puede ser feliz y muy gratificadora. A menudo, a las personas más allegadas a un alcohólico les resulta sumamente difícil ver y admitir que alguien a quien tienen cariño, puede ser un alcohólico. Les parece que tal cosa no puede ser verdad. Ansiosos de negar la gravedad del problema, puede que por algún tiempo confíen en las promesas del alcohólico. No obstante, viéndole faltar repetidamente a su palabra, y enredarse cada vez más en dificultades, se ven obligados a reconocer la verdad. Entonces comienza la búsqueda desesperada de una solución.

Creyendo que todo su amor y todos sus esfuerzos para ayudar han sido en vano, se sienten desolados. Si alguna vez se ha sentido usted así, le llenará de esperanza conocer la experiencia de los esposos y esposas, parientes, amantes y amigos de miembros de A.A. que, habiendo sentido lo mismo una vez, han visto a los bebedores problema a quienes aman, librarse de la compulsión por la bebida.

En este apartado, encontrará respuestas a muchas preguntas hechas por multitud de personas, tanto antes como después de que el alcohólico ingresara en A.A. Si los bebedores problema se ríen ante la idea de que tienen dificultades con el alcohol, o si se resienten cuando se les hacen sugerencias parecidas, las siguientes páginas pueden ayudarle a usted, explicándole lo que puede y no puede hacer. Si el alcohólico ya se ha unido a A.A., la siguiente información le ayudará a entender la forma de vida de nuestra comunidad.

Comprendiendo su problema
Varios millones de hombres y mujeres han dejado de beber en Alcohólicos Anónimos. En esta cifra esta incluida una amplia variedad de gente, desde adolescentes hasta octogenarios. De esta variedad, se ve claramente que A.A. ha podido ayudar a mujeres, hombres, personas de edad avanzada, jóvenes, ricos, pobres, tanto a los que tienen mucha educación como a los que no tienen ninguna.

Esta información, como todos los libros y folletos de A.A., no está basada en la teoría sino en la experiencia — la experiencia de las personas cercanas a los alcohólicos, que saben lo que es vivir con ellos. Si estas personas pudieran hablar con usted, tal vez le dirían: «Conocemos las dificultades con que se tropieza. Sabemos lo desconcertante que es vivir con un bebedor problema, ver las relaciones íntimas desgarradas por la ira y los conflictos irracionales, ver trastornarse la vida familiar, ver cómo el dinero se gasta, no en necesidades, si no en licores o en hospitalizaciones relacionadas con el alcoholismo, ver crecer a los hijos en circunstancias anormales, imprevisibles.

Pero todos nosotros sabemos que, si la persona a quien usted quiere reconoce su problema y verdaderamente desea dejar de beber, hay una solución que ha surtido efecto para nuestros seres queridos, y también puede surtir efecto para los suyos.»

A pesar de los problemas que el alcohol ha causado, puede que usted no quiera admitir que un ser amado es un alcohólico. Tal vez un bebedor problema, esto sí; pero no un alcohólico. Puede que la palabra tenga para usted demasiadas connotaciones desconcertantes. Aunque el alcohólico admita serlo, usted puede, no obstante, tratar de negarlo.

Muchas personas han tenido estos mismos sentimientos hacia un ser amado, hasta que reconocieron que el alcoholismo es una enfermedad — hecho confirmado ahora por la medicina. Anteriormente, las personas cercanas al alcohólico podían pensar que, de alguna manera, ellos mismos tenían la culpa. No sabemos cómo ni por qué comienza el alcoholismo; pero las relaciones adultas de años posteriores aparentemente influyen poco en su gravedad o en su progresión. El alcoholismo, como la mayoría de las enfermedades no contagiosas, es propiedad única del desafortunado que la padece. Nadie —ni lego ni científico— tiene un conocimiento exacto de su causa.

El alcohólico puede recuperarse
El alcohólico es un individuo que padece de una enfermedad para la cual no se conoce curación alguna — es decir, ninguna curación que les haga posible beber con moderación por un largo período de tiempo, como puede una persona no alcohólica. Debido a que es una enfermedad —una compulsión física más una obsesión mental por la bebida— el alcohólico tiene que aprender a mantenerse completamente alejado del alcohol para poder llevar una vida normal.

Fundamentalmente, el alcoholismo es un problema de salud —una enfermedad física y emocional— más que una cuestión de insuficiente fuerza de voluntad, o debilidad moral. De la misma forma que sería insensato culpar a la víctima de diabetes de caer enfermo por una falta de fuerza de voluntad, también lo sería echar la culpa al alcohólico por su enfermedad, o considerar su forma de beber como un vicio.

El alcoholismo sigue diversos caminos. Algunos miembros de A.A. bebieron descontroladamente desde su primera copa. Otros fueron lentamente progresando hacia el beber desenfrenado. Algunos beben todos los días. Otros pueden abstenerse durante largos períodos, para después lanzarse precipitadamente a una juerga desenfrenada. Estos últimos se conocen como bebedores «periódicos».

Algo que todos los alcohólicos parecen tener en común es que, con el tiempo, su manera de beber empeora. No existe ninguna evidencia segura de que una persona que bebía alcohólicamente haya podido volver al moderado beber social por mucho tiempo. No se puede ser «un poco alcohólico». Ya que la enfermedad progresa por etapas, algunos alcohólicos manifiestan síntomas extremos más que otros. No obstante, una vez que cruzan la frontera del alcoholismo, los bebedores problema no pueden volver atrás.

¿Qué puede hacer?
Ahora que sabe que varios millones de alcohólicos han logrado su sobriedad en A.A., puede que se impaciente por «hacer algo» por ese alcohólico cercano a usted. Puede que le desee explicar que el alcoholismo es una enfermedad y recomendarle que lea nuestra literatura y que se dirija inmediatamente a la reunión más cercana de A.A.

A veces, esta manera de tratar el problema tendrá éxito. Después de haber leído algunos folletos o libros de A.A., muchos bebedores problema llaman a A.A., empiezan a asistir a reuniones, y dejan resueltamente atrás sus días de bebedor. Sin embargo, la mayoría de los alcohólicos activos no están deseosos de recurrir a A.A., ni listos para hacerlo sólo a petición de un ser amado. La costumbre de beber está fuertemente arraigada en la personalidad, y a menudo la compulsión por la bebida les hace rechazar cualquier ayuda. Admitir ser un alcohólico, por evidente y sencillo que parezca, supone comprometerse a hacer algo para remediarlo. Muy frecuentemente, un componente de la enfermedad es la creencia por parte del alcohólico de que es necesario beber para hacer frente a la vida. En la mente confusa del alcohólico, la necesidad de beber puede parecerle una cuestión literalmente de vida o muerte.

¿Cuál es el momento oportuno?
No es fácil saber cuándo un alcohólico está «listo» para A.A. No todos los alcohólicos descienden al mismo estado físico o mental antes de buscar ayuda. En otro apartado se puede ver una clasificación de los bebedores problema.

Es posible que a los alcohólicos les cueste algún tiempo reconocer su propia enfermedad. Pueden argumentar que sus problemas son «diferentes» y decir que A.A. no les es necesaria ni deseable. Estos bebedores a menudo insisten en que distan mucho del fondo, y al mismo tiempo lo hacen más y más profundo. O sencillamente siguen insistiendo en que pueden mantenerse sobrios por sus propios medios. Desgraciadamente no pueden, y nunca lo logran.

A todo aquel que tenga cariño a un alcohólico, estas reacciones y evasiones le parecerán una píldora difícil de tragar. La verdad es que nadie puede imponer el programa de A.A. por la fuerza a otra persona. No obstante, si el bebedor a quien usted quiere vacila en buscar la ayuda necesaria, usted puede tomar algunas medidas para contribuir a su recuperación.

Puede adquirir sólidos conocimientos sobre el programa de A.A., para poder estar en óptimas condiciones para ayudarle cuando esté listo para recibir ayuda. Puede informarse sobre el programa conectándose con A.A. o con los Grupos Familiares de Al-Anon. En muchos lugares, las personas cercanas a los miembros de A.A. (o a los que necesitan de A.A.), se reúnen regularmente para intercambiar experiencias y puntos de vista sobre el problema del alcoholismo. Forman parte de lo que se conoce como los Grupos Familiares de Al-Anon. Al-Anon no está afiliada a A.A., pero ha contribuido sustancialmente a aumentar la comprensión del programa de recuperación de A.A. Su credo nos dice que el alcoholismo es una enfermedad de la familia, y que un cambio de actitud puede facilitar la recuperación.

La larga experiencia de A.A. nos ha enseñado lo necesario que es tener confianza y mostrar paciencia al animar al alcohólico a que comience su proceso de recuperación. Si el alcohólico responde a su recomendación entusiástica de A.A. negándose incluso a discutir el problema, puede que usted se sienta desolado y resentido. A veces, debido a los trastornos que el alcohólico causa, o a su influencia adversa sobre los hijos, puede que usted decida marcharse, dejándole solo ante su problema. Sin tener dónde recurrir, el alcohólico puede verse motivado a buscar ayuda en A.A. antes de lo que lo haría si usted se hubiera quedado con él o ella. De vez en cuando es necesario ser cruel por un tiempo para poder más tarde ser bondadoso.

Puede que el alcohólico parezca rebelarse contra la idea de A.A., estando al mismo tiempo casi dispuesto a aceptar el ánimo y apoyo que le está dando usted. En esta etapa, el alcohólico se siente a menudo perplejo — sabe que tiene que hacer algo para hacer frente a la enfermedad, pero no puede formarse una idea clara de la situación. Los alcohólicos frecuentemente tienen conceptos erróneos sobre A.A. y sobre sus miembros. Por esto, el conocimiento que usted tenga de A.A. puede ser de gran ayuda en este período decisivo. Será capaz de contestar a preguntas, hacer sugerencias y corregir falsos supuestos sobre A.A.

¿Qué puede esperar cuando un ser querido, después de haber pasado años como bebedor problema, se une a A.A.?
No todos los bebedores problema que llegan a A.A. logran dejar de beber y entrar en una sobriedad cómoda y feliz con la misma facilidad y rapidez.

Aunque puede tenerse controlado el alcoholismo, casi siempre quedarán otros problemas menos graves por resolver. En su entusiasmo por la nueva vida, los alcohólicos pueden lanzarse a una serie ininterrumpida de reuniones de A.A. y visitas para ayudar a otros alcohólicos, de manera que dispongan de poco tiempo para pasarlo con usted. Gozando de la recuperación de su salud, algunos pueden volver a su trabajo con nueva fuerza e interés. Otros pueden tener el deseo de reanudar sus estudios para alcanzar algún objetivo profesional, aplazado durante mucho tiempo.

A menudo, este interés ardiente en A.A., en su trabajo o en sus estudios parecerá tan egocéntrico como lo fue en su momento la bebida. Aunque está sobrio, el alcohólico sufre todavía de la misma enfermedad, y no se puede esperar que los alcohólicos que no beben cambien su excéntrica conducta de la noche a la mañana. Es posible que ciertas formas de pensar estén arraigadas en ellos. No obstante, con el tiempo, la mayoría de los miembros de A.A. logran una mayor estabilidad.

El programa de A.A. no fue diseñado como un camino de fuga, sino como puente hacia una vida normal
Al haber logrado su sobriedad, los alcohólicos a veces sorprenden a sus seres queridos dando una gran importancia a un sentimiento de espiritualidad recién despierto en ellos. Pueden pasarse de la raya en este respecto. Generalmente, esta etapa no dura mucho, y a menudo se modera, convirtiéndose en una vida espiritual sana y satisfactoria.

Si usted es un bebedor normal, puede preguntarse qué debe hacer referente a la copa que toma de vez en cuando, o con la bebida que tiene en su casa, ahora que su alcohólico ha dejado de beber. ¿Será de ayuda abstenerse completamente? ¿Debe dejar de servir licor a los invitados?

Si al alcohólico recién sobrio le molesta aun ver u oler el alcohol, usted puede proceder con prudencia, evitando los viejos compañeros de bebida, los cócteles y la sociedad de los bares, cuando sea posible. A fin de cuentas, los alcohólicos tienen que cuidar su propia salud. Lo más importante, estando ya sobrio, es la actitud del alcohólico ante su propio problema. Tiene que dejar de beber y quedarse sin beber por y para sí mismo.

Unas palabras acerca de las «Recaídas»
La mayoría de la gente que recurre a A.A. para ayuda logra su sobriedad sin grandes problemas y consiguen mantenerla; otros tienen dificultad en entender y aceptar el programa de A.A. Con demasiada rapidez se olvidan de lo que significa el ser alcohólico. Al haber recuperado su salud física, y encontrando su vida algo más manejable, puede que se alejen del programa — mentalmente, olvidando los principios, o físicamente, asistiendo a menos reuniones. Estas personas pueden tener algunos relapsos, o «recaídas.» Pueden volver a emborracharse. Esto puede ser desconsolador, y muy penoso, para sus seres queridos. Pueden despertarse de nuevo los temores y los sentimientos de desesperanza.

No obstante, los miembros de A.A. experimentados saben que tales recaídas no tendrán que seguir repitiéndose necesariamente en el futuro. Si el alcohólico puede repasar sinceramente su comportamiento y los pensamientos que precedieron a la recaída, a menudo puede evitar que ocurra otra vez. De hecho, una recaída puede ser una buena lección para los alcohólicos que crean que están «curados» del alcoholismo sólo por haber estado «secos» durante un rato.

La confianza excesiva y los pensamientos poco realistas a menudo entrañan recaídas. El juicio se vuelve borroso, y algunos alcohólicos empiezan a creer que pueden controlar el alcohol. Asisten cada vez a menos reuniones o comienzan a criticar a la gente de su grupo, olvidándose de la tradición de A.A. que nos recuerda que el alcohólico siempre debe anteponer los principios del programa a las personalidades de los miembros. Puede también que el alcohólico olvide vivir un día a la vez.

¿Cómo puede ayudar usted?
Su comprensión de la naturaleza del problema puede desempeñar una parte decisiva en que el alcohólico logre y mantenga su sobriedad. La esperanza es el tema eterno de A.A. Muchos miembros que una vez se consideraron como borrachos perdidos, ahora llevan muchos años de sobriedad. Este folleto está basado en sus experiencias y en las experiencias de los que les quieren. Le recordará que nunca hay que abandonar la esperanza y que usted puede ayudar, logrando comprender la enfermedad, y disponiéndose a aplicar el programa en su propia vida cotidiana. No se encontrará solo. En todo su camino le acompañarán las esperanzas y los mejores votos de millones de alcohólicos sobrios.

¿Cómo puede usted recibir ayuda?
La enfermedad alcohólica no solo afecta al individuo bebedor, también lo hace a su entorno más querido.
En Argentina y en todo el mundo, existen Grupos de ayuda para familiares y amigos de personas alcohólicas. La comunidad se llama AL-ANON, y es libre, gratuita y confidencial.
Para comunicarse con AL-ANON, puede ingresar a http://alanon.org.ar/, llamar por teléfono al (54 11) 4382-9229, o por mail a: alanon@alanon.org.ar, en Facebook: Al-Anon Argentina.

www.aa.org.ar – Sitio Oficial de A.A. de Argentina

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